ANÁLISIS Y OPINIÓN
Una CGT sin mística en un acto indescifrable
Por Juan Manuel Morena
Un encuentro sin sustancia, vacío de emociones y carente de grandes exposiciones que marquen la cancha para lo que viene. Un 1 de mayo olvidable que renovó broncas e internas.
La Confederación General del Trabajo (CGT) intentó realizar este martes la primera demostración de fuerzas del año con un acto en el Estadio de Defensores de Belgrano, para celebrar el Día del Trabajador. Un cartucho tirado al aire. Una puesta en escena incomprensible con reiteración de intenciones y demandas.
El encuentro fue encabezado por los cotitulares de la central, Héctor Daer y Carlos Acuña, junto al exsecretario general Hugo Moyano y el actual adjunto Andrés Rodríguez, en un escenario con ausencias de peso.
En una cita sin mística e invisibilizada por los grandes medios de comunicación, los oradores del acto fueron Acuña, Daer y Jorge Sola, secretario de prensa. Las declaraciones, similares a las esgrimidas tras la primera reunión de Consejo del año, apuntaron a lo mismo: defensa del modelo sindical, pedido de renegociación del acuerdo con el FMI, negativa a una reforma laboral y llamado a fortalecer la presencia y volumen sindical de cara al proceso electoral, con la demanda de un «gran acuerdo político, económico y social».
A diferencia de actos cegetistas anteriores, aún sin candidatos oficialistas, no hubo presencia del presidente Alberto Fernández ni de figuras políticas de renombre, y eso se vio reflejado en la escueta cobertura en canales de noticias y medios nacionales. Le quitaron el cuerpo a la escena. La CGT no se expresó por ningún precandidato.
Un acto sin sustancia, que no será recordado con el correr de los años. Un encuentro sólo para cumplir con una fecha histórica para el movimiento obrero, vacío de emociones y carente de grandes exposiciones que marquen la cancha para lo que viene. Un 1 de mayo olvidable.
El documento completo de la CGT: «La Argentina que nos merecemos; estamos a tiempo»
Lo que en primera instancia se planificó como una muestra de unidad derivó en un nuevo escenario de batalla al interior del consejo directivo. Las ausencias de Pablo Moyano, cosecretario general, y de Mario «Paco» Manrique, secretario gremial, renovaron viejas broncas entre dirigentes.
En la previa, Manrique realizó fuertes declaraciones contra la conducción de la CGT y hasta denunció que Rodríguez de UPCN planea «vender» el histórico edificio de Azopardo en acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta. Un experimentado dirigente cegetista deslizó a Mundo Gremial por lo bajo, con bronca: «‘Paco’ se está trotskyando un poco».
El enojo con los máximos exponentes del Frente Sindical llevará nuevas tensiones a la próxima reunión de consejo, en una situación que a pesar de los esfuerzos de Hugo Moyano para evitar nuevos roces parece no tener retorno. En el interior de CGT se habla de «caprichos» e «irresponsabilidades» al no asumir los compromisos de los cargos asumidos.
«Si Pablo quisiera podría haber expresado su parecer ante una multitud. Tuvo un micrófono a disposición y no lo utilizó», opinó un dirigente cegetista al analizar la decisión del camionero de no asistir al acto, tal como adelantó Mundo Gremial y a pesar del pedido expreso de su padre.
El que también pegó el faltazo fue el metalúrgico Abel Furlán, actual secretario del interior de la organización. Un dato: desde el sector del líder de la UOM, transmitieron malestar por la presencia en el escenario del extitular del gremio Antonio Caló, en ru sol de exsecretario general de la CGT.
A pesar de las ausencias de Moyano y Furlán, el Frente Sindical y la Corriente Federal tuvieron sus representantes, con Pablo Flores, Cristian Jerónimo y Juan Pablo Brey, entre otros, por el moyanismo; y con Marina Jaureguiberry del SADOP, por el gremialismo más cercano al kirchnerismo.
Los pedidos de la CGT a la política
Hoy la central reiteró el llamado a un «gran acuerdo político, económico y social y convocó a los sindicatos a comprometerse en el proceso electoral: «Tenemos que concientizar a los compañeros y compañeras, diciéndoles que no pueden acompañar con su voto a quienes van en contra de sus intereses».
En un comunicado titulado «La Argentina que nos merecemos; estamos a tiempo», la central sindical pidió un «pacto económico y social» y «diez políticas de Estado» para salir de la crisis.
Acuña se ocupó de defender el modelo sindical y la legislación laboral ante las advertencias de un sector de la política de avanzar con una reforma laboral. «No vamos a soportar que vengan a atropellar los derechos del mundo del trabajo«, afirmó el dirigente.
En un encendido discurso, el representante del gremio de Estaciones de Servicio realizó un fuerte llamado al sindicalismo y al conjunto de los trabajadores para resguardar las conquistas del movimiento obrero.
«Defendamos nuestras leyes laborales y nuestros convenio colectivo que es la mejor forma de defender los puestos de trabajo», enfatizó el sindicalista.
Por su parte, Daer se refirió al acuerdo con el FMI y habló de «metas incumplibles», por lo que brindó apoyo a una renegociación con el organismo internacional.
«El FMI no puede seguir sosteniendo metas incumplibles, ninguna meta del FMI podrá pasar por la Argentina con el lomo de los que trabajan, de los jubilados y de los compañeros que todos días se las tienen que rebuscar para llevar el pan a su mesa», sostuvo.
También realizó un posicionamiento sobre la reducción de la jornada laboral. «La jornada laboral semanal de 48 horas es una antiguedad porque la productividad de hombres y mujeres se mutiplicó exponencialmente, cuando hablamos de productividad tenemos que empezar por ahí, porque si un hombre y una mujer produce más que cuando se plantearon los 48 horas semanales, habrá que plantear y discutir esto».