ANÁLISIS Y OPINIÓN
Industria 4.0: ¿tecnología por trabajadores?
Por Bianca Coleffi*
La nueva era tecnológica sin dudas está impactando mundialmente. La inteligencia artificial, sumada al desarrollo de otros avances tecnológicos, generan consecuencias en todas las actividades humanas y producción de bienes y servicios. ¿Cómo impacta en algunos sectores y cuál es la respuesta del mundo del trabajo?
Algunos la llaman la cuarta revolución industrial para referirse a la Industria 4.0, protagonista de la transición tecnológica que el mundo de hoy atraviesa y que da alrededor de 115 mil puestos de trabajo en el país, según datos de la Cámara Argentina de la Industria del Software.
Lo nuevo también trae lo desconocido, y ante eso, las especulaciones sobre cuáles serán los cambios en la matriz productiva. “Es mentira que la tecnología remplazará a las personas. Existe un reemplazo, pero se trata de gente por otra gente”, dice Ignacio Lonzieme, titular de la Unión Informática, quien define como tarea principal de la transición tecnológica la automatización de procesos y la digitalización de la industria.
“La tecnología no viene a reemplazar otras actividades sino a atravesarla”
En la nueva era tecnológica, los actores emergentes en el mundo del trabajo son los informáticos, aquellos que se encargan del desarrollo, mantenimiento y ejecución del software, un conjunto de programas que permiten a las computadoras realizar distintas tareas que van desde las telecomunicaciones, robótica, inteligencia artificial, big data, internet de las cosas (loT),o impresión 3D
Lonzieme es uno de los nuevos perfiles jóvenes que están emergiendo dentro del sindicalismo, representando “tres mil trabajadores del rubro, de un total de 500 mil repartidos en distintos puntos del país”, según datos relevados desde el gremio. “Se reemplaza gente que realizaba tareas mecánicas por otras que serán las encargadas de mantener el proceso automático”, afirmó el dirigente.
La automatización requiere de códigos, mantenimientos y monitoreos. “Por eso el ser humano no es reemplazable. Porque detrás de códigos hay personas”, sostiene Lonzieme quien afirma que “hay sectores que les interesa instalar la idea de que se reemplaza gente con tecnología”
Un ejemplo concreto se da en la industria automotriz. “Los componentes de un auto son de plástico, lo que le da vida lo hacen los electrónicos y del sistema se encargan los informáticos”, explica el abogado laborista Gerardo Juara. La cadena productiva cambia, y por lo tanto quienes la componen también. Al mismo tiempo, el sistema de energía también está transicionando de combustión a energía limpia.
En la automatización de procesos intervienen robots, un sistema inteligente que garantiza tareas humanas. En el caso de la industria automotriz, “a las línea de montaje automáticas les queda poco. Hoy son líneas inteligentes”, afirma Juara.
“La tecnología acompaña los procesos. Por más que se reduzca la cantidad de puestos en la cadena de producción, en algún lado van a aumentar, porque en el diseño de esa línea de producción se necesita gente”, explica el referente de los informáticos.
El gigante asiático Toyota fue líder en exportación de vehículos en Argentina en 2022. La compañía marcó su récord histórico de producción con 165.815 unidades de Hilux y SW4 fabricadas en la planta de Zárate. Para este año la empresa se proyecta llegar a las 182.000 unidades anuales empleando 2.000 personas nuevas.
Sin embargo, las dificultades en encontrar empleados con dichas especializaciones se le hicieron difíciles a la japonesa. “En plantas como la de Pacheco o Palomar cada vez son más los informáticos que se buscan para el ensamblado de partes”, dice Lonzieme. A su vez, no cualquier informático es apto para trabajar; cada línea de producción tiene un robot específico que habla un “lenguaje” determinado. Se necesitan Ingenieros en sistemas, informático para la base de datos, arquitectos- que diseñan el proyecto- y operarios que entiendan de lenguajes específicos.
Por eso no cualquiera que sepa programar puede trabajar en la industria automotriz. Se necesita una formación específica en el rubro electromecánico que únicamente la tienen los históricos trabajadores del rubro: los mecánicos y metalúrgicos.
La especialización del trabajo para la aplicación de la tecnología en los procesos productivos demuestra que esta profesión no viene a “reemplazar” otras actividades, sino a atravesarla. “En algún momento la programación va a terminar siendo un lenguaje más como el que hablamos. Todos vamos a tener que estar involucrados para entender y poder hacer uso de ella en cada uno de nuestros oficios”, advierte Lonzieme.
“Los más entendidos somos nosotros. Pero necesitamos saber en que es necesario aplicar eso”. Por eso la articulación del trabajo junto con SMATA (Sindicato de Mecánicos o Afines al Transporte) y la UOM (Unión Obrera Metalúrigca), quienes en algunos casos se encuentran haciendo cursos de formación para sus trabajadores. “Hasta ahora no hemos hecho nada en conjunto, pero no falta mucho para que lo hagamos”, contó Ignacio.
Industria 4.0
“Se habla de que es para iluminados, y es una profesión muy accesible”, dice Juan Ignacio Lonzieme, y asegura que “con un año de formación ya estas para salir a la cancha”. El entramado educativo de Argentina y la gran capacidad técnico-profesional fueron factores que dieron como resultado el enorme potencial en materia informática. “Estamos entre los cinco países con mayor capacidad en este rubro”, afirma el dirigente de Unión Informáticos.
De acuerdo al último informe anual (2019) del Observatorio Permanente de la Industria de Software y Servicios Informáticos (OPSSI), el desarrollo de software en el país es la principal fuente de inversión extranjera (58 %). Empresas nacionales abocadas al desarrollo web como Mercado Libre, OLX y Calipso se han hecho sumamente exitosas en los últimos años. Además, empresas internacionales como McAfee, Motorola, Accenture e IBM han sido atraídas por el desarrollo web argentino en las últimas décadas.
La actividad aportó U$S 5.000 millones al Producto bruto Interno de la Argentina en 2021, proyectándose como la segunda más importante del país en generación de riqueza, y proyectándose para el 2031 más de 20.000 millones de dólares de producción bruta anual.
Sin embargo, el boom de la actividad remarcó las problemáticas que arrastra la profesión. La más importante: “la falta de un plan de industria 4.0 en nuestro país”, dice Lonzieme. Eso se expresa en problemas concretos como la falta de formación educacional: “no hace falta solo programadores, hace falta gente que enseñe”, asegura Lonzieme, y afirma que la falta de formación profesional se debe a que “no hay profesores”.
Las escasas propuestas para esta profesión que está en un crecimiento exponencial mundial produce una “fuga de conocimiento” según Juan Ignacio, y “es un crimen que se esté abordando de forma muy liviana todo”, dijo.
Además de que la Educación Normal de hoy no brinda este tipo de formación, existen problemas de otra índole como la falta un “ordenamiento territorial” que exprese los números concretos de trabajadores del rubro. Por el contario, sus profesionales se guían a través de estimaciones que realizan desde sus gremios, entidades o empresas particulares.
El desarrollo de la tecnología ya ocupa un lugar en la mesa del conocimiento, y “cuando hay un encuentro productivo entre el sindicalismo y la industria, también estamos nosotros”, mencionó el dirigente de los informáticos. “A medida que eso se consolide vamos a tener la importancia que tenemos que tener, y seremos más escuchados al interior del movimiento obrero”, concluyó Lonzieme.
* Bianca Coleffi es periodista nacida en el sur, criada en Bahía Blanca y ensamblada en la capital bonaerense. Es fundadora del multimedio Desde la Raíz, dónde cuenta historias sobre el ambiente, el trabajo y el alimento. Se especializa en política ambiental: temas marítimos, pesca artesanal, agricultura familiar y economía popular.